La atención a pacientes pediátricos es distinta
El niño presenta una patología dermatológica con varias particula, que lo diferencia notablemente de los diagnósticos en los adultos, es importante además considerar que el acercamiento al niño exige un trato y una empatía particular, que permita una interacción cómoda con el paciente.
Durante la etapa infantil es muy frecuente el padecimiento de ciertas enfermedades dermatológicas, sin embargo estas se presentan con ciertas particularidades en la población pediátrica, ahora detallaremos algunas de las más frecuentes.
La roséola infantil es una infección vírica contagiosa que afecta a los lactantes y a los niños muy pequeños y que cursa con fiebre alta seguida de exantema.
La roséola infantil se da a lo largo de todo el año, con mayor frecuencia en verano. La causa habitual es el herpesvirus 6, uno de los muchos herpesvirus humanos. La mayoría de los niños que desarrollan roséola infantil tienen entre 6 meses y 3 años de edad.
La infección, que se transmite a través de a saliva y la sangre, se manifiesta como pequeños puntos rosas en la piel de los niños, primero surgen en el tronco y en el cuello y luego en la cara, en los brazos y en las piernas. Aunque se trata de una patología leve, suele venir acompañada de otras molestias como fiebre o inflamación de la faringe y del tímpano. Las erupciones se confunden a menudo con las que provocan otras enfermedades exentemáticas típicas en los niños, como el sarampión o la rubeola.
Los síntomas de la roséola infantil comienzan entre 5 y 15 días después de la infección. Empieza bruscamente un estado febril con temperaturas de 39,4 a 40,5 °C y que dura de 3 a 5 días. Del 5 al 15% de los niños presentan convulsiones como resultado de la fiebre, especialmente cuando sube rápidamente en cuanto aparece. A pesar de la fiebre alta, el niño suele estar activo. Algunos niños tienen un leve moqueo nasaly/o dolor de garganta. Los ganglios linfáticos de la parte posterior de la cabeza, de los lados del cuello y de detrás de las orejas suelen estar inflamados. Por lo general, la fiebre desaparece al cuarto día.
Alrededor del 30% de los niños con roséola infantil manifiestan una erupción en pocas horas hasta, como máximo, un día después de bajar la fiebre. La erupción es roja y plana. Aparece mayoritariamente en el tórax y el abdomen y, de modo menos importante, en la cara, los brazos y las piernas. La erupción no produce picor y puede durar desde horas hasta días.
La dermatitis atópica es uno de los principales problemas dermatológicos de la infancia, afectando al 10-20% de la población infantil. Evidentemente es una de las principales razones por la cual los pacientes pediátricos acuden a la consulta con el dermatólogo infantil. Suele iniciarse antes de los 5 años en la mayoría de los casos diagnósticados, sin descantar consideraciones particulares.
En los pacientes atópicos se produce una alteración de la función de la barrera epidérmica, por mutaciones en diferentes proteínas. Se manifiesta en forma de placas rojizas sobre una piel seca. El paciente siente mucho picor y molestia; con frecuencia empeora por la noche y se agrava con el calor, sudor y la ropa de lana (por eso es importante evitar el uso de este material en las prendas de vestir). Los niños suelen presentar muchas lesiones de rascado (excoriaciones). En los lactantes (desde el nacimiento hasta los 2 años de vida) el eczema tiene predilección por la cara, especialmente las mejillas. También pueden verse afectadas las superficies de extensión de las extremidades y las nalgas. Durante la infancia y parte de la pubertad (entre los 2 y 14 años) las localizaciones más frecuentes son los pliegues de flexión de los codos y rodillas.
Este diagnóstico altera significativamente la calidad de vida de los pacientes que la padecen. Un porcentaje elevado de pacientes ven remitir su enfermedad de forma espontánea antes de la pubertad. Afortunadamente, un manejo correcto de la enfermedad permite controlar la mayoría de los casos. Es fundamental hidratar la piel y evitar el contacto con algunos irritantes. Es aconsejable la ropa de algodón, lavándola con detergentes suaves y enjuagándola bien, evitar las temperaturas extremas, sus cambios bruscos y los ambientes que favorecen la sudación. No es necesario restringir alimento alguno excepto si se ha demostrado alergia, la cual deberá ser diagnosticada por un alergólogo certificado. Intentar controlar el estrés por cuanto es un factor agravante. Existen casos leves a moderados y graves, el tratamiento se determina en función de la evaluación del paciente y sus particularidades, no automedique al paciente sin supervisión de un dermatólogo certificado.
La prevención del daño solar es muy importante en los niños con e fin de evitar el futuro envejecimiento cutáneo, el daño sobre los nevus melanocíticos (lunares) y el cáncer de piel. Un reconocimiento temprano de las lesiones que pueden dar lugar a una malignización, así como un estilo de vida saludable, es esencial para el cuidado de la piel infantil. Los bebés y niños más pequeños (menores de 3 años), así como los que tienen piel muy blanca (se queman con facilidad y casi nunca se ponen morenos), son los más sensibles a los efectos nocivos de las radiaciones ultravioleta. Las medidas de fotoprotección más importantes incluyen evitar la exposición prolongada al sol, especialmente en las horas centrales del día, usar cremas o lociones con filtro solar que sean resistentes al agua con un factor de protección de al menos 50, así como utilizar ropas que cubran buena parte del cuerpo (camisetas con mangas, pantalones largos) y gorros.